Hola todos



Os doy la bienvenida a este nuevo blog, que sólo pretende ofrecer relatos de calidad a los lectores y alguna que otra cosa que irá surgiendo.



Espero que lo disfruteis, y agradezo de antemano a todos vuestros comentarios y participación. Saludos



30 de marzo de 2012

El viaje por carretera

Ya habíamos preparado las maletas para relizar un nuevo viaje e íbamos a cargarlas en el coche. No entendía por qué Cleo no estuvo de acuerdo conmigo en poner los cristales oscuros en los asientos de atrás ni en la luneta, en el taller esta semana que lo tenía concertado, pero lo iba a averiguar pronto.

Salimos a la carretera y comenzamos el viaje. Salimos de Málaga y todo iba tan normal aunque la notaba extraña. Miraba mucho hacia fuera y no sabía que le pasaba, pero no le pregunté pues no le dí mayor importancia. Llevaba una faldita corta como la que suele llevar para ir a la playa y una camiseta de tirantes, aunque por encima se había puesto una rebeca de hilo. A la altura de Alicante su comportamiento empezó a cambiar. Empezó a sacar temas de nuestras relaciones sexuales, recordando cosas que hacían que me empezara a excitar. Ella me hablaba ahora con gestos y movimientos más sensuales, y hasta cambió la voz que la puso más dulce y más interesante. Se estaba poniendo cachonda por momentos cuando con mucha suavidad extendió su mano y empezó a acariciar mi verga por encima del pantalón. Cada vez lo hacía más fuerte. Trataba de ponérmela dura y eso es algo que no tardaría en suceder.

Se quitó la rebeca y dejó a la vista la camiseta de tirantes donde se marcaban claramente sus pezones puntiagudos y aunque ya lo había intuído, ella me sacó de dudas en seguida diciéndome…

- No me he puesto sujetador esta mañana.

Mientras, se cogía los pechos por debajo como para mostrármelos, a lo que yo sonreí pues sabía que me ponía mucho.

Ccon una mano volvió a acariciarme fuertemente la verga, que estaba doblada pues ya la tenía muy dura y trataba de escapar del boxer y del pantalón. Con la otra cogió mi mano derecha y se la llevó a una de sus tetas, haciendo que se lo amasara como si fuera una pasta a punto de entrar en el horno. Yo seguí tocándosela a la vez que conducía y miraba de vez en cuando hacia ella cuado me soltó la mano para acariciarse ella el otro pecho. A continuación empujó el tirante del hombro que quedaba a mi lado, que cayó descendiendo poco a poco, y así dejó al aire su pecho para que tocara su suave piel y sus pezones duros como piedras. Al primer roce en su aureola contraída y su pezón, lanzó su primer gemido ahogado por la respiración entrecortada. Siguió tocándose con cara lasciva y ví como empezaba a bajar la mano derecha por su cintura para pasar al muslo y rozar su entrepierna, y con las mismas, se levantó su minifalda y me dijo con cara de viciosa,

- Tampoco me he puesto bragas,

mientras me mostraba todo su coño rasurado como siempre. Aquello me puso a cien y ella sólo pudo morderse el labio inferior haciendo ver que estaba muy pero que muy cachonda.

En ese momento me dijo:

- Me encuentro super bien, muy excitada y muy contenta con mi cuerpo…quiero mostrarlo, quiero mostrarme a los demás, deseo que me vean desnuda, quiero enseñarle mis grandes pechos a los demás conductores, quiero sobármelos mientras me miran, quiero que vean lo buena y lo cachonda que estoy.

Diciéndo eso comezó a hacerse una paja tras meterse un dedo y sacarlo empapado de su flujo brillante para empezar a estimular su clítoris. Estaba fuera de sí. Me miraba como si pidiese mi aprobación, pero ella sabía que con lo cachondo que estaba yo no le iba a decir que no, pues además no implicaba ningún peligro. Sin embargo, no tuve ni que hacer ningún moviemento con mi cara. Una leve sonrisa pícara le dejó saber que estaba deseando verla así.

Cleo seguía masturbándose y cerró los ojos. En el fondo le daba algo de vergüenza pues era la primera vez que se iba a exhibir de esa forma, así que como solía hacer, se abandonó al placer que ella mísma se estaba proporcionando con sus caricias junto con las mías, para olvidarse de todo y que la vieran mientras se metía un dedo tras otro, mientras jugaba con su clítoris empapado y con sus labios mayores.

Yo traté de facilitar la tarea, así que cuando ella ya estaba a tope, hice el ademán de adelantar a un camión, pero aminoré la velocidad y me quedé en paralelo para que el conductor pudiera disfrutar de la vista. Y vaya si lo disfrutó. Yo no pude verlo, pero Cleo al notar que me frenaba abrió los ojos, y fué cuando se encontró cómo la miraban desde arriba con lujuria. La expresión de su cara me hizo saber que había llegado al tope de excitación, ¡¡La estaban viendo cómo se metía los dedos!! y eso sólo hizo que llegara a un orgasmo bestial, con un alarido que seguramente hubieran podido escuchar desde fuera. Siguió convulsionando de placer con movimientos bruscos y entonces paró un poco….se agarró los pechos y se relajó un poco.

Pensé que se sentía un poco avergonzada pues no quiso volver a mirar por la ventanilla pues me miraba a mí con cara de no saber lo que había pasado, por lo que aceleré para terminar de adelantar al camión cuando una bocina ruidosa sonaba detrás nuestra como para agradecer el espectáculo ofrecido. En ese momento volvió a sonreir y con cierta ironía me dijo:

- ¿crees que le habrá gustado lo que ha visto?

- No lo dudes mi amor, tú no dejas impávido a nadie, y menos a los salidos estos con un show como el que acabas de mostrar. Yo también me he puesto palote, estoy muy caliente pues me gusta verte así cachonda y puta.

Cleo se sonrió y se acercó a mí para darme un morreo a boca abierta introduciendo su lengua en mí de la forma más salvaje imaginada. Tuve que aguantar tal beso increíble mientras miraba a la calzada para no tener un disgusto.



Se recostó de nuevo en el asiento y le pregunté que cómo había sido la experiencia para ella, pues aunque yo lo había vivido con ella, me pone mucho cómo me lo cuenta ella, como se sincera y se deja llevar contándome todo lo que se le pasa por la cabeza sin tapujos.

Con una sonrisa que no se le iba de los labios me explicó que había sentido algo de vergüenza pero las ganas de correrse eran más fuertes y pasó de todo. Además era la experienia que quería vivir.

- Pero Cleo, -le dije,- si apenas has abierto los ojos, no sabes si te miraban o no.

- Claro que me miraba -me respondió- Lo tenía claro, además cuando abrí los ojos noté como me penetraba con los suyos…estaba con la boca abierta pues no se lo podía creer. Ha sido muy excitante.

- Aún así creo que no te has exhibido tú, más bien, te han visto, que es distinto.

- ¿Crees que no me he exhibido viéndome como me han visto? -Me dijo riéndose.

- ¿Pues sabes?, vamos a repetirlo, estoy muy cachonda y la experiencia me ha gustado. Pero esta vez lo voy a hacer para que disfruten más los demás que yo misma.

- ¿Cómo? No te entiendo.

- Atento y verás. -me dijo mientras se incorporaba y volvía a sacar sus pechos al aire. Se puso las gafas de sol de pantalla grande y con sus tetas en la mano, estaba preparada para abordar al siguiente vehículo. Pero se cortó, eran dos ancianos y no quiso excandalizarlos. Nos reímos un mucho de la situación.

- Cleo, si lo llegas a hacer igual provocas un accidente pero por paro cardíaco del señor.

Seguimos con risas durante un rato, pero cuando nos acercamos a la siguiente víctima me dijo: -Ve ahora despacio pero no pares, adelántalo pero despacio-.

El coche era un vehículo familiar, con un hombre que rondaría los 45 años. Cleo se quedó mirándolo y empezó a mostrarle las tetas como si tratara de vender dos frutas exóticas intentando metérselas por los ojos. Las movía arriba y abajo pero de forma exagerada, nada sensual, más bien divertido, pero sin dejar de ser dos tetones en movimiento.

El hombre en un principio no daba crédito a lo que veía. Al girar la cabeza por reflejo normal cuando te adelantan se encontró con dos enormes pezones saltando delante de él. Se notó mucho cómo se sorprendió por cómo abrió los ojos y la cara que se le quedó. Cuando lo asimiló, puso una cara de gusto tremendo haciendo gestos como diciendo uuuuuffffff, vaya par de tetas!! a lo que Cleo empezó a sonreir y a amasárselos sin dejar de mirarlo escondida tras sus gafas negras.

El hombre me miró a mí con cara de estupor como esperando un gesto de desaprobación por mi parte por estar mirando, pero en lugar de eso, le vanté la ceja y los hombros como diciendo, "a mí no me mires, díselo a ella".

Con ese “permiso” el hombre no pudo más que sacar su lengua y empezar a moverla como queriendo lamerle los duros pezones. Ella seguía frotándose y se empezaba a poner de nuevo cachonda. Ya dejó a un lado la risa para empezar a gemir de nuevo. La situación volvió a ponerla a mil y se incorporó un poco girándose completamente hacia fuera sentada sobre una de sus rodillas. El hombre seguía pidiendo más y notamos cómo empezaba a tocarse el paquete por el movimiento de su brazo. Cleo hizo lo propio y empezó a bajar la mano para masturbarse de nuevo, pero por circunstancias del tráfico tuve que acelerar y terminar de adelantarlo, y ya no era plan de volver atrás.

- Joder, se ha estropeado la escena. Ahora que estaba más caliente y tenía al tío dominado.

- No he podido hacer otra cosa, me pedían paso por detrás con ráfagas. Igual también querían ver la escena que seguro que algo han catado desde atrás.

- Vaya, me he quedado a medias.

Me volvió a decir mientras se seguía tocando. Estaba seguro de que quería pajearse delante de aquel hombre como hizo con el camionero, pero esta vez viéndolo más fijamente. No se resistió y siguió masturbándose y con las mismas, se giró hacia mí y desabrochando mi bragueta sacó mi pene y empezó a chuparlo como una posesa. En muy pocas ocasiones la había visto tan excitada. -Estoy a tope cariño- me repetía una y otra vez. -Quiero que me folles!!-.

Pero le dije que ahora no iba a parar. Que teníamos todavía que seguir camino y que pararíamos más adelante a echar gasolina.

-Pues de todas formas te la voy a comer, voy a tragarme toda la leche que tienes ahí para mí, dámela!!- me decía casi gritando. En ese momento y con el subidón de adrenalina de ambos, quise que ella repitiera la experiencia ahora ya en una zona de autovía con 3 carriles, por lo que no molestaríamos a nadie. Mientras ella seguía chupando con todas sus fuerzas, desatada, ví un coche delante mía donde se apreciaban 3 personas. Era un Golf rojo, con 3 jóvenes dentro a los que empecé a dar ráfagas para que se hicieran a un lado y me prestaran atención. Mientras me pegaba a ellos le dije a Cleo que se incorporara, que iba a tener público, pero no me hizo caso, estaba completamente entregada en la comida de polla que me estaba haciendo y que de seguir así, no duraría ni un minuto en que me corriera en su boca.

De la misma forma, agarré su frente y la levanté contra su voluntad.

-Déjame que te la coma!!!- me repetía casi sollozando por el ansia de su calentura.

-No mi amor- le dije, -quiero que cumplas tu fantasía, quiero que termines lo que no pudiste terminar antes pero con este otro coche-. Al incorporarse dejó mostrar toda su delantera.

El vehículo que se había echado a un lado, estaba a punto de ser rebasado y los ocupantes parecían estar esperando con cara de pocos amigos para increparme por las prisas y las ráfagas, pero todo cambió cuando vieron aparecer esa maravilla ante sus ojos. La cara se les cambió por completo. Sin saber ni cómo tenían ante sus ojos a una preciosa dama de bellos pechos desnudos con sus pezones puntiagudos apuntando directamente hacia ellos.

Los chavales no pasaban de 22 o 23 años. Parecían delgados, modernos por los peinados y sus crestas como los chicos de ahora. Sus caras de asombro hacían creer que nunca habían visto dos tetas iguales en su vida. Estaban con las bocas abiertas literalemente y muy exaltados riéndose y diciéndose cosas unos a otros apuntando en la dirección de Cleo.

- Ánimo cariño, demuéstrales lo puta que eres!-, se giró, me sonrió y dijo: -Van a saber estos quién soy yo!.

Y comenzó a sobarse las tetas de forma brutal, poniendo caras de viciosa y actuando para ellos. Se subía con ambas manos el pelo por el cuello para darles una visión más amplia, quitándose la melena de encima de sus senos. Empezó a tocarse los pezones y miraba cómo los chicos se iban poniendo más y más berracos. El que estaba sentado en el asiento del copiloto ya no sabía cómo hacer para no peder detalle entre las puertas, los cabeceros y las cabezas de sus amigos, mientras el que conducía miraba adelante y a un lado alternativamente pero muy rápido pues no se quería perder nada tampoco. Por otro lado, el que iba sentado detrás no paraba de dar botes en el asiento trasero.

Cleo siguió estimulándose y viendo cómo estaban nuestros vecinos decidió seguir calentándolos cogiéndose el pecho derecho por debajo con una mano y dirigiendo su pezón hacia su boca. Sacó su lengua lentamente y se lamió la punta como si estuviera probando el sabor de algún dulce nuevo.

A continuación bajó su mano izquierda mostrándola cómo iba recorriendo de arriba a abajo su cuerpo para metérsela en su coño y empezó de nuevo a masturbarse. Las cara que ponía ahora no era para calentarlos, eran sus verdaderas caras de placer. No paraba de jadear y de decirme,

- Qué gusto cariño, qué sensación. Me están mirando, están viendo como me toco, estoy muy cachonda mi amor. Voy a correrme….aaaaaaahhhhh.

Y con otro orgasmo se apoyó en el cristal por lo que debieron ver cómo se aplastaban sus tetas contra él.

Yo estaba excitadísimo y también quería participar en su placer, por lo que extendí mi mano y comenzé a tocarle el culo.

- Sí cariño, tócame, tócame. Necesito sentirte, tócame. Méteme los dedos!!!

Y sin mediar palabra seguí sus deseos introduciéndo dos dedos directamente por su vagina que estaba chorreando de flujos. Mientras con una mano se acariciaba el clítoris, con la otra se apoyaba en el cristal junto con su cara y sus pechos para poder sacar un poco el culo hacia mí y facilitarme la tarea, notando así mis dedos más dentro aún.

Su respiración era fuerte, jadeaba sin parar. Sin verla sabía que tenía los ojos cerrados como hace siempre que tiene orgasmos tan fuertes. Empecé a mover los dedos de forma circular sacando de su garganta los gemidos más graves hasta el momento.

- AAAAAaahahhhhhhhh aAAAAAAhhhh, no pares mi amor, no pares mi amor- me repetía una y otra vez. -Me voy a correeeeeer, no pareees.

Por un momento nos habíamos olvidado de los chicos, pero una vez tuvo el siguiente orgasmo se quedó como inmóvil. Entonces el otro coche empezó a pitar y pitar como pidiéndo más.

Empezaron a hacer como que se estaban pajeando haciendo gestos con las manos como queríendo tocarle las tetas y sacando sus lenguas para lamerla entera.

Entonces, Cleo que ya estaba satisfecha, se volvió a chupar un pezón, y con las mismas les lanzó un beso con la mano, se puso la camiseta e hizo un gesto como de…”lo siento, se acabó”, sonrió y entonces terminé de acelerar…..

- Qué tal mi vida? Cómo te encuentras?

- Ufffff, estoy extasiada. Ha sido super excitante. No te lo puedo explicar con palabras…ha sido toda una experiencia…¿has visto las caras de los chavales? Jajaj

- Claro que sí mi amor, y porque no has visto la mía que estaba peor que ellos, jajajaja.

- Me pones muchíisimo. Me gustas que seas así.

- Así de puta?

- Sí, así de puta, pero puta conmigo.

- No te ha molestado que lo hiciera cariño?

- No mi amor, sabes que yo sólo deseo darte placer como sea. Me gusta verte así, sintiéndote bien con tu cuerpo y orgullosa de él como estoy yo de esas curvas que me hacen volverme loco.

- Entonces, ¿en serio que no te importa lo que ha pasado?

- Sabes que no. Además yo también he querido que lo hicieras. Tan sólo me molestaría si esto no fuera un juego de excitación y de exhibicionismo, si no que realmente estuvieras deseando a uno de ellos más que a mí, o que necesitaras de estas cosas para ponerte cachonda simplemente.

- ¿Cómo dices eso? Sabes que sólo te quiero a tí y que me gusta disfrutar de estas cosas juntos, si no no sería lo mismo, no tendría gracia ni me excitaría.

- Te quiero mi amor.

- Yo a tí también. Gracias por permitirme hacerlo. Sabías que tenía ganas y era uno de mis sueños eróticos.

- Me lo he pasado genial yo también, en serio.

A continuación de un beso de campeonato y de un abrazo difícil mientas conducía, Cleo volvió a hablar.

- Quiero comértela, sigo muy cachonda.

Y empezó a tocarme de nuevo mi polla dura. Quise resistirme pues en breve habría que parar a repostar y ahí sería un buen momento para echar un polvo, en el area de servicio, pero ni yo me podía aguantar más ni ella iba a permitirmelo. Así que sin más agarró firmemente mi miembro erecto con el capullo morado a punto de reventar y se la metió en la boca como si le fuera la vida en ello. Empezó a chupar rápidamente, sorbiendo con fuerza y rozando con su lengua mi glande una y otra vez….

- No puedo maaaas, me voy a correr, nenaaaaaaa, aaaaaaaaaha,,,

La sacudida que sentí desde lo más adentro de mis testículos fué brutal y empecé eyacular en su boca, mientras ella tragaba a la vez que gemía sin parar de frotar arriba y abajo la piel de mi verga.

Cuando ya no pude aguantar más el roce la aparté y ví cómo se incorporaba relamiendose los labios y diciéndome lo rica que estaba mi leche, poniéndome más excitado aún si cabe.

- Mi amor, te quiero, -le dije sin pensar en nada más, respondiéndome ella con su preciosa sonrisa-.

Seguimos durante unos 45 minutos y la luz de la reserva hizo aparición. Teníamos que buscar un área de servicio para repostar. Al poco vimos un cartel que anunciaba el sitio a unos 2 kilómetros y no dudé en dirigirme hacia allí sin apurar la gasolina.

Cleo ya se había compuesto, pero seguía como entró en el coche, sin ropa interior y sin la rebeca que había dejado en la parte trasera. Paré cerca de un surtidor y le dije que entrara ella mientras yo echaba gasolina a comprar bebidas y algo para picar por el camino. Al salir se dió cuenta de que una pareja que estaba repostando en el surtidor de al lado se percataron de que no llevaba ropa interior, pues al bajar del coche sin darse cuenta dejó ver parte de su entrepierna, cosa que chocó a ambos espectadores. Ella dirijó una rápida mirada a su pareja que por un momento se había quedado paralizado como tratando de pensar si había visto en realidad lo que había visto. Pero la mirada seria de ella le hizo desistir en seguir a Cleo por la pista y volvió a lo suyo, no sin antes levantar los ojos casi sin querer una vez más.

El que no le quitaba ojo de encima era el dependiente que esperaba a cobrar a los clientes siempre tras del mostrador y que por el cristal del establecimiento pudo comprobar cómo sus dos pechos se movían de lado a lado de la forma más natural. Se notaba que no llevaba sostén, sobre todo cuando para esquivar uno de los bordillos dió un par de saltitos que casi hace que se le saliera un pecho por la camiseta de tirantas escotada. Todo este movimiento hizo que sus pezones no pararan de rozar la camiseta y que la sobra que daba el techo de la gasolinera y el suave viento que soplaba por allí hizo que éstos se pusieran erectos, marcándose claramente dos botones en dicha prenda.

Cleo lo notó y no paraba de mirar hacia abajo para ver cómo se marcaban y cómo al contraerse la aureola, se ponian más negros y empezaban a transparentarse un poco. Ahora se sentía algo incómoda pero pensó que no era nada comparado con lo que había hecho hace un rato.

Se acercó a las neveras y al abrir una de ellas para sacar un par de cervezas, el aire tan frío que salío de allí le hizo sentir cómo su piel se tensaba y sus pezones se ponían aún más duros ante la atenta mirada del encargado que trataba de ver si dejaría escapar algo más de carne por su escote. Cleo no quería intimidarlo tan descaradamente. Esto era distinto a lo que pasó en el coche. Así que se hizo la despistada mirando cosas de la tienda y buscando mi mirada esperando que le dijera que ya podía pagar. De esa forma no estaría parada delante del encargado que la miraba cada vez con más lujuria más tiempo del necesario.

Cuando ya estaba terminando de repostar oí cómo se acercaba un coche por la calle de dos surtidores más atrás a la vez que estaba mirando a Cleo, que en ese momento cambió su cara por completo. Se quedó pálida. Noté una expresión extraña en su rostro y trataba de dirijir mi mirada con la suya. Me estaba haciendo gestos para que mirara detrás mía. Cuando me giré los ví. Era el golf rojo con los tres chavales dentro que aún no habían dado cuenta de mí ni de mi coche, quizás porque no lo asociaban a lo que realmente les interesó antes, que eran las preciosas curvas de Cleo y sus movimientos.

Ella se estaba poniendo nerviosa desde dentro pero el depósito aún no había terminado de llenarse cuando se bajaron dos de ellos y pasaron por mi lado sin darse cuenta. Mientras el otro hacía como yo, repostar su coche. Seguí mirando a los chavales que se acercaban a la tienda de la gasolinera. Uno era más bien alto, y el otro más bajo que yo. El que quedaba junto al coche era de mi misma estatura, pero todos eran algo más delgados. Parecían atléticos, o al menos hacían algo de deporte.

Vestían con polos y pantalones vaqueros pirata y uno de ellos con bermudas de playa. Cleo se acercó al mostrador para darles la espalda y que no la vieran pero a su vez puso sus pechos encañonando al encargado, que no supo más que mirarle las tetas y el escote mientras le preguntaba si le cobraba o esperaba a la gasolina.

El surtidor saltó y colgué la manguera y le hice señas de que pagara. Ella estaba nerviosa, no quería que la vieran allí dos tipos para los que se había desnudado apenas una hora antes de esa forma tan lasciva para calentarles. Pero eso mismo también hizo que se excitara ante la duda de cómo reaccionarían ellos y ella misma al verse. Notó como sus flujos comenzaban a resbalar levemente entre sus labios vaginales. Finalmente, uno de los chicos la vió de perfil y llamó la atención del otro, que mirando hacia afuera encadenó las piezas del puzzle coche, novio, putilla. Ambos se quedaron pasmados, cuando ella salió disparada hacia la puerta, mirando hacia abajo por el corte que le suponía el que la reconocieran en vivo. Pero ambos empezaron a sonreir y poner cara de salidos y oí como uno llegó a decirle un

- ¡¡Adios guapa!!, ¿ ya no te acuerdas de mí?

Y se echaron a reir. Entonces comenzó a caminar más rápido hasta el coche lo que hacía que sus tetas aún se movieran más revoltosamente y también atrajo la atención del conductor que ya había conectado con sus colegas y conocía de la existencia de la chica del orgasmo en carretera.

Nos metimos en el coche y Cleo me dijo que arrancase y que nos fuéramos, pero se encontraba algo extraña, confusa, con la respiración entre cortada y medio risueña.

- ¿Qué te pasa? me estás asustando. ¿Es por estos chicos?. No pasa nada, lo hecho hecho está y te lo pasaste bien. ¿Qué más te da lo que piensen ahora? ¿Qué te importa que hayan visto a pie de calle?

- Tienes razón, pero ha sido raro. Estoy nerviosa por lo que ha ocurrido, y encima ese encargado mirandome en plan baboso.

- Te noto alterada pero excitada. Por cierto, me debes un buen polvo niña.

Al decir esto, pareció que hubiera desatado el cajón de pandora. Se avalanzó sobre mí como una gata en celo. Estaba excitadísima y muy cachonda con la situación, pero no había sabido expresarlo bien. Ni ella mísma sabía qué había sentido en el momento de cruzárselos, pero ahora ya sí. Había experimentado el sumun del exhibicionismo. Tras mostrarse toda ella, luego había podido pasar airadamente por al lado de sus espectadores sabiendo que aún seguían cachondos y eso le ponía mucho. Pero claro, no habían pasado más que unos metros de la gasolinera cuando se me tiró encima y eso lo pudieron ver bien todos. Yo traté de seguir adelante pero viendo que no iba a parar, seguí conduciendo muy despacio para aparcar en la zona de descanso de detrás, junto al almacén del restarurante, el parking más retirado.

Entonces, sin apagar el motor para que funcionara el aire acondicionado, nos pasamos a la parte de atrás y reclinamos todos los asientos, conviritiendo el coche casi en una cama con ruedas. Empezamos a abrazarnos y a besarnos frenéticamente comiéndonos literalmente y arrancándonos la ropa quedándonos completamente desnudos los dos. Dándome un empujón, me tumbó y abriendo sus piernas se sentó encima mía dejando que clavara mi poya dentro de su coño, desapareciendo esta dentro mientras ella exhalaba su primer gemido con los ojos cerrados y con la cabeza hacia atrás. Empezó a menear sus caderas primero en círculos para ir dilatando más aún sus paredes para luego empezar a botar encima mía. No parábamos de gemir los dos deseosos de darnos placer mutamente, ansiosos por corrernos, y con las caras desencajadas de puro vicio. Sólo pensábamos en tener sexo salvaje en ese momento. Yo trataba de que ella notara toda la extensión de mi miembro dentro de ella, mi pene caliente dentro de su cueva rozando cada una de sus terminaciones nerviosas que harían que se retorciera de placer notando tal verga atravesándola, mientras le tocaba, acariciaba y golpeaba los pechos según me apetecía. Seguía subida encima mía con ganas ambos de corrernos cuando de repente noto que ella se queda paralizada. Su cuerpo tenía contracciones, como si de calambres se trataran y a la vez que le venía un orgasmo bestial, un sonido desgarrador de su garganta me decía

- Están ahí, están mirándonos amor…

Mientras seguía jadeando. En el momento de ir a correrse los vió aparecer y todo mezclado, los nervios, la excitación, la sensación de que la estaban mirando y demás hizo que tuviera el mayor orgasmo que haya podido ver en ella.

Yo no podía ver nada porque estaba tumbado y le iba preguntando, dónde estaban, y qué hacian y ella me lo iba narrando al tiempo que seguía moviéndose encima mía. Yo la miraba a ella y ella no les quitaba el ojo de encima a ninguno.

- Dime qué hacen.

- Nos han seguido parece, han pasado por detrás nuestra cuando me han visto completamente encima tuya por la luneta trasera y ahora están aparcado al lado, a una distancia de dos coches.

- Olvídate, sigue follando como lo estás haciendo amor.

Yo trataba de aguantar todo lo que podía para que ella disfrutase aún más de este momento aunque el hecho de que se pusieran allí también me hacía pensar en las posibles consecuencias y me mantenía alerta.

- Están mirando por las ventanillas. No paran de mirarme, estoy muy cachonda cariño.

- Sigue así mi vida, gózalo, disfrútalo. Tócate las tetas, lleva las mías a tus pezones.

A continuación y sin quitarles ojo, tomó mi mano y cogiendo dos de mis dedos, se los metió en la boca y empezó a chupármelos. Agachó bien la cabeza para no darse con el techo del coche y no paraba de moverse, chuparme, tocarse los pechos y jadear.

- Siguen ahí?

- Si mi amor, quiero que me vean.

Decía con una voz casi de niña chica caprichosa a punto de sollozar, provocado por la mezcla de tensión, placer, morbo, etc. -¿No te importa cariño?- Decía casi con voz de arrepentimiento.

- No mi vida, si a tí te gusta y te pones cachonda follando conmigo, no me importa cariño. Lo primero eres tú amor mío.

Y eso le gustó aún más escucharlo, pues así no tuvo la sensación de estar haciendo algo malo. Y de la misma forma los siguió provocando con sus gestos y movimientos. Al haber aparcado casi junto a nosotros, nos habíamos quedado de lado, por lo que Cleo me movió para que me tumbara a lo largo del asiento trasero, y así poder ofrecerles un primer plano de sus tetas y de su raja cuando se montara encima mía, pero la sorprendí y aproveché para ponerme por detrás. La agarré rápidamente y empecé a metérsela con tanta fuerza que le arranqué un nuevo orgasmo que pudieron escuchar desde fuera. Estábamos follando como animales y en una de mis embestidas Cleo se quedó apoyada en el cristal, pero con mis movimientos, la postura era incómoda, pues la tenía atrapada contra la puerta.



Sin querer apoyó su mano en el pasamanos y empujó hacia abajo el botón de la ventanilla trasera, que bajó sin parar por el toque automático, mostrándola desnuda, al aire y con la cabeza y casi las tetas fuera del coche.

Ese fué otro momento de tensión para ella, pues se asustó al ver cómo los tres chavales se bajaron del coche con mucha determinación hacia nosotros, dos con sus pollas en las manos dentro del pantalón y el otro, el de las bermudas ya salía sin pudor con ella al aire a la vez que se la estaba meneando.

Cleo por miedo les hizo dar el alto con la mano, aunque apenas podía mirarlos del placer que estaba sientendo por mis arremetidas por detrás. Con voz jadeante les dijo que se quedaran ahí, que nos vieran desde ahí, prometiéndoles un espectáculo genial.

Ellos aceptaron y se quedaron a cierta distancia pero arrimados unos a otros para no perder detalle. Ella se incorporó y sacó la mitad de su cuerpo fuera del coche dejando ver cómo caían sus tetas dándoles el sol, mientras con una mano me llamaba la atención para que siguiera dándole desde esa posición. Yo lo intentaba pero en esa postura era complicado, aún así, lo hice y ella gemía más y más.

Los chavales estaban ya todos con las pollas fuera masturbándose sin parar y con cara de pensar que nunca más iban a tener una experiencia como esa. Un pibón follando delante de ellos de esa forma. Los tres chavales calzaban pollas de diferentes tamaños. Uno pequeña, otro como yo, pero algo más fina, y el alto y más corpulento, una algo más grande.

Cleo estaba mojadísima viendo como tres pollas se pajeaban mientras se recreaban sus miradas en su figura que no paraba de estremecerse y gemir.

De repente uno de ellos, el que la tenía más pequeña y estaba más nervioso dió un grito de placer y se corrió sotando su leche en dos veces y el resto en su mano y ella al ver esto empezó a gemir aún más fuerte. La había excitado sobremanera mientras seguía entrando y saliendo de mí. Por un momento, al estar tan súmamente caliente, cerró sus ojos mientras seguía jadeando y se agarró uno de sus pechos en actitud cariñosa hacia él.

Sin haberlo notado, uno de los chicos se había acercado con la emoción y estiraba su mano para acariciarle el otro pecho. Al sentirlo, en un primer momento no se dió cuenta, pero en seguida abrió los ojos entre gemidos y lo miró fijamente sin decir nada, sin más expresión que la del gusto que estaba teniendo en ese momento pero como quedándose inmóvil, y entonces el chico no aguantó la mirada y se retiró un poco. Cleo algo desconcertada se metió hacia dentro del coche, me tumbó de nuevo y se dispuso a metérsela de nuevo cuando le dije que no iba a aguantar más y me dijo que me esperara.

Sacó de repente una voz muy calmada y complaciente y les dijo por la ventanilla -acercaros si queréis ver una buena mamada-. Los chicos no dudaron en dar dos pasos más adelante y casi metiendo la cabeza dentro vieron como estaba yo tumbado con mi verga erecta, durísima a punto de explotar cuando ella empezaba a juguetear con mi capullo con sus labios y su lengua. Se la metió un par de veces en la boca y se la sacaba mojada de mis líquidos y su saliva que había dejado chorrear y se veía muy brillante. Levantaba los ojos y los miraba sonriendo como diciéndoles ”vosotros no tenéis esta suerte, no sabéis lo que es tener mis labios en vuestras pollas” Y volvía a bajar a chupármela. De repente se incorporó un poco y les dijo:

- Echaros para atrás, desde aquí no os veo. Quiero veros las pollas y cómo os las cascáis-. Y así lo hicieron, se retiraron un poco pero como seguía sin ver, me hizo incorporarme un poco mientras me apoyaba en el techo del coche, ella se ponía de rodillas en medio y empezó a mamármela a lo bruto mientras de reojo les miraba masturbándose. A su vez, bajó una de sus manos para masturbarse el clítoris en un acto de control absoluto de todo lo que allí había.

Allí estaba yo viendo comos otros muchachos estaban deseosos de cogerla y hacerla suya. De repente y sin avisar no pude parar y me corrí brutalmente sobre la cara y boca de ella a la que cogí desprevenida, manchándola de mi leche por su mejilla nariz y labios y el resto entró a borbotones en su boca que había acercado rápidamente como para que no se desperdiciase nada.

Yo no podía más, estuve jadeando un buen rato y soltando leche que engullía como si no hubiera comido en tres meses, ansiosa de comer polla. Me la chupó entera recorriéndola con su lengua hasta no dejar nada de semen y a continuación hizo lo mismo con lo que tenía por su cara, recogiéndolo con un par de dedos y saboreándolo con cara de guarra a la vez que nos miraba a los tres.

Los chicos por un momento se había quedado parados pero de inmediato siguieron con sus pajas.

De nuevo me tumbó y se metió mi rabo aún duro por su raja para seguir excitándolos ya a ellos, puesto que nosotros estabamos más que satisfechos, o eso creía yo. Cleo no tiene límites y eso me preocupaba un poco.

Les dijo que se acercaran un poco a la puerta, y apoyó sus manos en ella, aún con la ventanilla bajada y sacando un poco su cabeza hacía que sus pezones casi tocaran el marco.

- Quiero ver como os corréis difrutando de mi cuerpo. Mirad cómo me follo a este cabrón, mirad cómo me follo a mi novio, ¿habéis visto que mamada?

En ese momento se estaba empezando a encender otra vez y a calentarse de nuevo y dejó de cabalgarme cambiando el movimiento por uno de vaivén alante y atrás, para rozarse fuértemente el clítoris sobre mi pubis manteniendo mi verga dentro.

- ¿Es que no os vais a correr?, ¿Voy a tener que ayudaros cabrones?

Y justo al decir esto me miró a ver qué decía yo, como buscando mi aprobación. Pero yo no dije nada. Su mirada tan ardiente de todas formas me hizo pensar que si le hubiese dicho que no, no habría sido suficiente para que ella no lo intentara. Solo dejé mi semblante serio pero sin juzgar nada. Dejaría que fuera ella la que decidiera, aunque lo que pensaba que iba a hacer no me gustaba nada. Sé que no iba a mamársela a ninguno por el miedo a enfermedades y demás, pero eso no quitaba que sí los fuera a masturbar. Si no, no entendía su ofrecimiento a ayudarles.

En ese momento uno de ellos, el más alto cogió una de sus manos apoyadas en la puerta y se la acercó a su miembro ayudándola a que se la cascara, pero se la meneó dos veces y no quiso seguir. Estaba demasiado cachonda para concentrarse en hacer nada a nadie que no fuera yo mismo. Así que les dijo que o se corrían ya o nos iríamos y se fué metiendo hacia dentro sin dejar de respirar entrecortadamente y cabalgándome de nuevo. Le dió al botón de la ventanilla y la subió hasta arriba.

Los chicos al ver esto se pusieron nerviosos pensando que nos íbamos a ir y casi al unísono, empezaron a correrse y desparramar su leche sobre la ventanilla, al tiempo que Cleo, con más lujuria que deseo actuaba desde dentro lamiendo el cristal como si se estuviera tragando su leche y besando sus pollas. Eso ya les hizo enloquecer. Jadeaban y se reían mientras el tercero les miraba desde el coche avergonzado y arrepentido de no haber podido contemplar más.

Los chicos sólo sabían decir cosas como, ”buff, qué pasada…. vaya pava….qué buena que estaaaas!!!, ha sido brutal colega!!”.

Ella se sonrió y se incorporó.

Nos levantamos y todos empezamos a vestirnos y recomponernos. Todos estábamos muy satisfechos, pero sobre todo Cleo que rebosaba felicidad. Dí marcha atrás y aceleré para no entrentenernos más allí, y al pasar por su lado les pité como cuando pasas al lado de alguien que no ves hace tiempo por la calle. Ella bajó su ventanilla y les dijo:

- Adiós chicos, ¡espero que os haya gustado!

Y les lanzó un guiño seguido de un beso, para dejarlos ya impactados de por vida, y ellos le gritaban -¡¡adiós guapa, maciza!!- en un estado de euforia al menos para dos de ellos.

Al subir el cristal se giró hacia mí y me dijo:

- ¿Te ha gustado o piensas que me he pasado?

- Nos ha gustado y no nos hemos pasado-, le respondi para que viera que la estaba apoyando y que éramos sólo uno.

- Dime tan sólo si has sentido algo hacia ellos en algún momento.

- NO, dijo apresuradamente, no mi amor, era sólo sexo contigo. Lo demás eran sólo elementos necesarios para mayor excitación mi vida.

-Te puedo decir una cosa Cleo.

-Claro, dime.

-Te quiero más que a nadie en el mundo.

Ella me miró y me dijo:

-Yo también mi amor. Nunca había querido a nadie así ni tampoco creía que pudiera vivir de esta forma con nadie. Gracias por estos ratos que compartimos.

Y seguimos nuestro viaje recordándo los distintos instantes y contándonos lo que habíamos sentido visto o escuchado cada uno en su versión, poniéndonos aún más calientes, por lo que al llegar al hotel nos fundimos de nuevo en uno sólo haciendo el amor como nunca.